Qué forma más rica de aprovechar esos calabacines que se nos han quedado tristes en la nevera!
Ingremuelas (pa 8 glotones):
- 1 calabacín grande
- 1 lata de cebolla frita
- 200 ml de nata para cocinar
- 3 huevos
- 1 masa de hojaldre
- Queso rallado (tipo parmesano, yo he utilizado Torralba porque me quedaba un trozo duro en la nevera)
- Sal, Pimienta y Nuez moscada
- Aceite
¿Cómo lo hago?
Precalentamos el horno a 180º.
En el recipiente que vayamos a meter al horno (no debe de ser demasiado profundo), extendemos la masa de hojaldre cubriendo bien toda la superficie. Pinchamos el hojaldre con un tenedor para que no se eleve cuando se hornee.
Ponemos unos garbanzos encima para evitar que suba.
Lo metemos 10 minutos al horno.
Mientras, lavamos el calabacín y lo cortamos en rodajas finas. En un sartén ponemos un par de cucharadas de aceite y hacemos el calabacín, agregamos sal.
Mientras se hace el calabacín, rallamos el queso, si es que no lo tenemos ya rallado.
Cuando el calabacín esté hecho, añadimos la cebolla frita y dejamos a fuego bajo.
En un plato hondo, batimos los 3 huevos con sal, pimienta y nuez moscada.
Cuando los tengamos batidos, añadimos el queso rallado y mezclamos.
Incorporamos poco a poco la nata líquida.
Retiramos la sartén del fuego y añadimos esta mezcla a los calabacines.
Sacamos del horno el hojaldre, retiramos los garbanzos y echamos el relleno que hemos preparado de calabacín.
Espolvoreamos queso rallado y pimienta por la superficie.
Volvemos a meter al horno durante una media hora (gratinando un par de minutos al final).
Servimos caliente, aunque frío también esta de rechupete!
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